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miércoles, 8 de febrero de 2012

CONCURSO DEL MADIO AMBIENTE...LOS COME PLASTICOS




Era una mañana de otoño como otra cualquiera. Yo me levanté dispuesto a ir a mi trabajo. Por cierto, no me he presentado: soy Alejandro García y me dedico al periodismo concretamente soy fotógrafo del diario El Comercio.


De camino a mi trabajo me percaté de que me había dejado las gafas en casa y tuve que dar la vuelta. Al llegar a mi casa la puerta estaba llena de arañazos y rota por la mitad, entré, y no había nada, se lo habían llevado todo. Excepto mis gafas; al abrir la funda me encontré una nota que ponía:
“Honololitu katama xiro kuan-sy” y más cosas que no llegué a entender. Le saqué fotos a todo, incluso a la nota, y las entregué en mi trabajo. A mi jefe le gusto mucho que tuviera una noticia tan detallada, y me propuso poder redactarla yo mismo (por supuesto dije que sí). Me dispuse a encender el ordenador y en la pantalla volvieron a salir las mismas palabras de la nota, me asusté, y deduje que me había robado alguien de mi oficina. Le pedí a Marcos que me dejara su ordenador portátil y me respondió que no tenía batería. Después de un largo día me fui a mi casa y, no se por que razón la puerta estaba como nueva, muy extrañado y sin hambre me tumbé en la cama y me quedé profundamente dormido. A la mañana siguiente me levante un poco desorientado, debido a que había pasado una muy mala noche, no había dormido nada a partir de las cinco y media de la mañana, porque unos vecinos nuevos estuvieron dando una fiesta de inauguración y como yo no quise ir, la música de la fiesta no me dejó dormir.


 Después de esa larga noche me fui como de costumbre a mi trabajo y al llegar todo estaba estropeado, se encendía y apagaba todo, eso no era normal.        
Después de todo ese caos hubo un pequeño seísmo en toda mi ciudad. Empezaron a entrar extraterrestres en mi oficina, y me secuestraron hasta su nave. Aquella nave era muy diferente a como se imaginaba en las películas, y los extraterrestres hablaban un idioma igual al que aparecía en la nota que me dejaron los ladrones, ¡los ladrones eran ellos! Me llevaron al piso de arriba de mi edificio, también eran ellos los vecinos nuevos. Me pusieron una inyección y me quedé dormido.
 Cuando me desperté estábamos en una planta de reciclaje de plásticos, y los extraterrestres se pusieron a comer todo el plástico, no comían a las personas, si no que comían plásticos que la gente tiraba a la basura, porque los extraterrestres sabían que el plástico tardaba millones de años en descomponerse. Ellos se dieron cuenta de que yo me había despertado, y se presentaron, uno se llamaba Frank otro se llamaba  Paul y el otro que por cierto era el que parecía mas simpático se llamaba  Steve, sorprendentemente ahora hablaban español. Me dijeron que su nave estaba fallando y que se comían el plástico de la tierra para que si dentro de millones de años se les estropeaba su nave poder repararla en nuestro planeta, que según ellos era un lugar maravilloso, que si seguíamos contaminando tanto la atmósfera en unos diez años podríamos destruirlo. Se quedaron en la tierra para reparar su nave, Steve se convirtió poco a poco en mi mejor amigo, aunque Paul era también  muy majo. Me dijeron que les estaba buscando La C.I.A. y me preguntaron que si podía ayudarles a reparar su nave estropeada, y les dije que sí. Después de estar un buen rato apretando tornillos lo extraterrestres me propusieron ir con ellos a su planeta, yo les dije que si, pero no os cuento más porque eso es otra historia.